Durante siglos, el agua ha supuesto un medio para el deporte y la recreación de diferentes civilizaciones. Esta bien documentado que los antiguos griegos y romanos utilizaban el agua para múltiples propósitos. Algunos de éstos eran ayudar a aliviar la fatiga y el ánimo bajo, favorecer la higiene e incrementar la sensación general de bienestar.
En la sociedad moderna, los fisioterapeutas levan muchos años empleando el agua como ayuda para sus tratamientos de rehabilitación de lesiones y otras patologías médicas. Sin embargo es más reciente cuando los profesionales del ejercicio y la puesta en forma han adoptado el agua como medio alternativo para desarrollar programas de mejora de la forma física y la salud. Por supuesto, se dispone de un amplio abanico de programas de ejercicios desarrollados en el agua. Éstos son apropiados para mucha gente con capacidades y necesidades diferentes.
Ejercitarse en el agua crea una experiencia física totalmente distinta para el cuerpo comparado con el medio terrestre. Esto es debido a que el agua tiene unas propiedades físicas únicas que afectan al organismo; las cuales no solo tienen un efecto determinado sobre los sistemas biológicos, si no también sobre cómo el cuerpo se mueve y los potenciales beneficios de entrenamiento que pueden obtenerse. No es seguro ni efectivo transferir directamente al medio acuático nuestras tradicionales sesiones de entrenamiento en tierra firme. Todos los entrenadores que utilicen el agua como un medio de entrenamiento deben tener unos conocimientos básicos: Anatomía y fisiología del cuerpo humano, propiedades del agua, ejercicios seguros y efectivos y estructuras de las sesiones, capacidad, necesidades y requerimiento de los pacientes...

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